LA NUEVA EDUCACIÓN AUTÓNOMA ZAPATISTA: FORMACIÓN DE UNA IDENTIDAD DIFERENTE EN L@S NIÑ@S DE LAS COMUNIDADES AUTÓNOMAS ZAPATISTAS.
Por: Irma Rojas praxis_68@hotmail.com
Con base en la recopilación y análisis de diferentes escritos sobre la Educación autónoma zapatista, se analiza la formación y construcción de una nueva identidad en los niños pertenecientes a dicho Nuevo Movimiento Indígena Latinoamericano. Esta identidad rescata su conocimiento indígena surgido de las comunidades e incorpora los elementos de lucha como el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), dando paso a la autodenominada educación verdadera, por lo cual es retomado el pensamiento Freiriano para un análisis complementario, pues al igual que la de Freire la educación zapatista es una educación para la liberación.
Los
pueblos indígenas de México se encuentran viviendo hasta hoy día, las
consecuencias de no ser tomados en cuenta, en los diferentes aspectos que hacen
que nuestra sociedad sea mejor. De ahí que el gobierno no haya respetado los
acuerdos de San Andrés[1], es por esto que los
zapatistas se ven en la necesidad de crear su propia educación nombrándola
“educación verdadera”.
Esta educación
rescata lo planteado en los acuerdos de San Andrés en el apartado de educación
indígena bilingüe intercultural, donde se menciona la importancia de llevar a
cabo reformas constitucionales a nivel local y federal, en el Artículo 3º y en
la Ley General de Educación, teniendo como eje principal su derecho como
pueblos indígenas de preservar su raíz cultural. De aquí la importancia de
promover una educación bilingüe e intercultural, basada en sus propias formas
organizativas nacidas de su autonomía; son las propias comunidades autónomas
las que definen los contenidos educativos necesarios para su proceso educativo.
El análisis de la educación autónoma asociada a la nueva identidad en los niños
zapatistas, lleva a retomar el
pensamiento del pedagogo brasileño Paulo Freire, ya que identifica el problema
de la humanización, a partir de la existencia de una deshumanización generada
de un orden injusto, causante de los padecimientos impuestos a los pueblos
indígenas, estos padecimientos son formas de violencia. Sin embargo es
importante que los oprimidos, dice Freire “reconozcan el límite de la realidad
opresora que les imponen siendo este el motor de la acción liberadora de los
oprimidos por recuperar su humanidad despojada, son ellos los que tienen la
gran tarea humanista e histórica: de liberarse a sí mismos y liberar a los
opresores” (Freire, 1991, pp. 43-49)
En este sentido Freire nos habla de lo
importante que es el entender el proceso educativo, desde un punto de vista
crítico, como un proceso no neutral, tomando en cuenta su naturaleza política,
a su vez el carácter educativo del acto político, ésta doble esencia se
reafirma a través de una práctica critica.
“Desde el punto de vista
crítico, es tan imposible negar la naturaleza política del proceso educativo
como negar el carácter educativo del acto político…es imposible una educación
neutra que se diga al servicio de la humanidad, de los seres humanos en general;
por el otro, una práctica política vacía de significado educativo.” (Freire,
2001, pp.109).
Freire plantea que la educación está
guiada por los intereses de una clase dominante, para mantener sus privilegios
usan su poder como herramienta hacia colonizar el pensamiento de los educandos,
sin embargo ve en el proceso educativo un motor de cambio social, a medida que
los educadores dejan de reproducir la concepción lineal y autoritaria de la
educación en su relación con los educandos, en donde todos los actores
educativos se reconocen mutuamente y son capaces de concientizar “al descubrir
los mecanismos de dominación de la acción antidialógica y domesticadora” (Freire,1993,pp.
41) creando
una conciencia crítica capaz de cuestionar y transformar las estructuras de
poder creadas por dicha clase.
La educación oficial
indígena en México se crea a partir de la elaboración y aplicación de políticas
educativas indigenistas. Estas no respetan sus necesidades como indígenas, por
el contrario crean y reproducen la idea de incorporación y asimilación; por
ello se puede decir que el gobierno justifica una cultura racista. Es lo que Freire
denomina como educación bancaria, donde se deposita dicho conocimiento de una
manera mecánica, ignorando con ello su subjetividad y expresividad. Freire
también denomina a esto como una educación domesticadora, pues, como
anteriormente se dijo existe sólo una transferencia de conocimiento. La
expresión contraria a este tipo de educación es la de carácter liberador, donde
se concibe a la educación como: “el procedimiento por el cual el educador
invita a los educandos a conocer, a descubrir la realidad en forma crítica.” (Freire, 2001, pp.71), Freire menciona que la educación para la
liberación es en sí un acto de conocimiento y un método de acción
transformadora que los seres humanos deben de ejercer sobre su realidad.
La
construcción educativa racista del Estado no es actual, pues parte de la
herencia cultural de la conquista pasando por el período de construcción del Estado
nación. Un ejemplo de esa construcción lesiva hacia lo indígena, es la búsqueda
de exterminar sus lenguas, las políticas educativas indígenas van encaminadas a
que los indígenas adopten el español como lengua primaria denigrando al
llamarlas dialectos, pues cuentan con propiedades como una estructura
gramatical, reglas gramaticales propias etc. El origen de llamar a las lenguas
indígenas como dialectos, se remonta al siglo XIX, “…la política lingüista
seguida por liberales y conservadores ha persistido en el proyecto de erradicar
sistemáticamente las lenguas indígenas. Se les calificó de forma despectiva,
con una carga de discriminación racial, de “dialectos.
Esta
educación cuenta con enormes deficiencias en sus múltiples dimensiones. La
principal es, no tomar en cuenta a los pueblos indígenas para su construcción,
a su vez se ignora con ello el contexto real de donde debería partir para
obtener el conocimiento. La educación oficial busca en términos generales la
homogeneidad lingüística y cultural, niega el valor simbólico cultural que trae
consigo la educación bilingüe e intercultural. Pierre Bourdieu hace referencia
a los fundadores de la escuela republicana francesa quienes tenían, como en “México
los fundadores de la escuela rural, el objetivo de la imposición de una lengua
“nacional” con el fin de alfabetizar e inculcar explícitamente “el sistema común de categorías de
percepción y de apreciación capaz de fundar una visión unitaria del mundo social”
(Baronnet, 2009, pp.371)
Contrariamente, los zapatistas con su
educación autónoma, hacen énfasis en propiciar condiciones más favorables para
llevar a cabo una enseñanza multilingüe a la niñez indígena, pues entienden que
el rescate de su lengua forma parte esencial de la reivindicación de su cultura
como pueblos indígenas.
“... En menos de diez años
los Municipios Autónomos Rebeldes Zapatistas (MAREZ) han podido reclutar y
capacitar docentes para impulsar una educación bilingüe “de a de veras”[2].
Esto se transforma en un icono de resistencia cultural muy significativa para
esos pueblos y para el rescate de las lenguas indígenas a nivel nacional,
aunque sin perder de vista la necesidad de aprender el español, pero con un
enfoque distinto, alejado de la imposición al no concebirla como lengua principal
como es utilizada en la educación indígena oficial. Este enfoque es distinto en
la medida que concibe que “la enseñanza
del español como segunda lengua permite en cambio desembocar en un bilingüismo
aditivo y coordinado en una perspectiva intercultural y enriquecedora” (Baronnet,
2009, pp.365).
Estos proyectos son realizados con los
recursos de las bases de apoyo zapatista y con la ayuda de la sociedad civil
nacional e internacional. Cada comunidad rebelde, desarrolla su propio proyecto
educativo, dependiendo de sus posibilidades y necesidades, cada proyecto es
elegido por medio de un consenso para los zapatistas el consenso es un acuerdo,
este acuerdo lo obtienen de las asambleas en donde participan los ancianos,
hombres, mujeres y niños de toda la comunidad. Las comunidades son las
encargadas de nombrar a sus propios “promotores de educación”, este nuevo actor
educativo trasforma radicalmente la acción educativa que antes realizaba el
maestro oficial, dentro de sus comunidades. Existe una relación entre la
construcción de la educación zapatista y la metodología Freireana pues al igual
que ésta, sigue una línea dialéctica: teoría y método.
“La metodología surge de la práctica social
para volver, después de la reflexión, sobre la misma práctica y transformarla.
De esta manera, la metodología está determinada por el contexto de lucha en que
se ubica la práctica educativa: el marco de referencia está definido por lo
histórico y no puede ser rígido ni universal, sino que tiene que ser construido
por los hombres, en su calidad de sujetos cognoscentes, capaces de transformar
su realidad.” (Freire, 1993, pp.30)
La
educación zapatista nace de una participan colectiva, en donde se respetan las
diferencias y se reivindican su esencia como indígenas. Los zapatistas conciben
su educación como una práctica colectiva con una gran responsabilidad
comunitaria, creando lazos de solidaridad, la cual es una acción contestataria
contra la educación oficial que está como nunca al servicio del mercado. Las
bases de apoyo zapatistas han creado su educación verdadera dentro de sus cinco
zonas, esto dependiendo del modo y los tiempos de cada una, por lo que no
podemos hablar de la existencia de un desarrollo educativo homogéneo, pues
influyen diversos aspectos de cada comunidad, sin embargo existe una sola
organización educativa y una currícula semejante guiada por los mismos
principios de su lucha zapatistas en todas las zonas. Ellos conciben su
educación verdadera como un arma fundamental para rescatar su conocimiento
ancestral, es una manera de dar continuidad a su lucha autónoma en resistencia
como pueblos indígenas, es decir rescatan su memoria histórica. No podemos
hablar de su educación sin relacionarla con su acción política, la educación
ayuda a sostener su lucha en la medida que la nutre de diversas formas. En
importante mencionar que “La columna vertebral del pensamiento freiriano se
encuentra la definición del proceso educativo como un acto de conocimiento y
como un acto político, que tiende a la transformación del hombre, en cuanto
clase social, y de su mundo.” (Freire, 2001 p.p. 7).
VÍDEOS LA OTRA EDUCACIÓN:
[1] Son un documento que el gobierno de México firmo con el EZLN, el 16
de febrero de 1996, que busco una modificación en la constitución mexicana,
para así reconocer sus derechos, su cultura y sus propias formas organizativas sociales, políticas y económicas
con base a la libre determinación (autonomía) que contempla sus derechos
individuales como personas y sus derechos colectivos como pueblos. Para un
análisis más extenso consultar el libro: Hernández Navarro, Luis
y Vera herrera Ramón. Acuerdos de San Andrés. Ed. ERA, México, 1998.
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